PUNTO FIJO, Venezuela (AFP) — Un apretón de manos para las cámaras y una clara distancia seguida de una mayor cordialidad y un cierto alivio al final del día: el encuentro de los presidentes venezolano, Hugo Chávez, y colombiano, Álvaro Uribe, mostró el reinicio de una relación correcta que tardará en ser cordial. Chávez esperó cantando a su huésped a las puertas de la mayor refinería del mundo, situada al noroeste del país: Ven amigo colombiano vamos juntos a luchar por segunda independencia y tus niños y mis niños le cantarán a la paz, entonaba el dirigente antes del mediodía. Inevitablemente, las críticas y los insultos intercambiados en los últimos meses pesaron a la llegada de Uribe a esta ciudad de Punto Fijo. Los insistentes gritos de "dense un abrazo", lanzados por los periodistas presentes no surtieron ningún efecto. Los dos mandatarios permanecieron más de dos horas conversando cara a cara, sin ministros, embajadores o consejeros. Al final de esta discusión, cuando aparecieron de nuevo ante la prensa, sus rostros mucho más distendidos reflejaban que el encuentro había valido la pena. En este clima cordial, franco y cálido, Chávez me hizo el reclamo de no haberlo llamado para la suspensión de la mediación y se lo acepté. Es bueno decirlo en público, explicó Uribe sin andarse con rodeos. El dirigente se refería a noviembre de 2007, cuando decidió prescindir del mandatario venezolano como intermediario ante la guerrilla de las FARC para un canje humanitario. Este momento marcó el inicio de la crisis bilateral, agravada tras la aprehensión de datos informáticos en el campamento del ex número dos del grupo insurgente, Raúl Reyes, abatido en marzo, en los que según Bogotá se muestra la vinculación del líder venezolano con la guerrilla. Volver a Inicio >
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